La risa es una respuesta biológica producida por el organismo como respuesta a determinados estímulos, fundamentalmente al estrés. La sonrisa es considerada una forma suave y silenciosa de risa. Actualmente existen diversas interpretaciones acerca de su naturaleza. Los estudios más recientes, de gran repercusión, son los realizados desde 1999 por Robert Provine, neurobiólogo del comportamiento de la Universidad de Maryland, quien sostiene que la risa es un balbuceo lúdico instintivo, contagioo, estereotipado de de control subconsciente, o involuntario, que raramente se produce en soledad. En los seres humanos la sonrisa se inicia, en promedio, hacia los cuatro meses de edad, y, según los recientes estudios científicos constituye una forma de comunicación innata heredada de los primates, e íntimamente relacionada con el lenguaje.
Popularmente se la considera básicamente una respuesta a momentos o situaciones de humor, como expresión externa de diversión y relacionada con la alegría y la felicidad, aunque la risa, según numerosos estudios, está motivada por un estímulo cómico en una minoría de los casos cotidianos. Suele aparecer, de forma más o menos simulada, como complemento emocional de los mensajes verbales, así como en las situaciones de estrés, o conductas de tipo lúdico, como las cosquillas.
Reirse es natural, y aunque la risa en los humanos suele aparecer aproximadamente a los cuatro meses de vida, un bebé es capaz de esbozar su primera sonrisa, a las 36 horas de haber nacido. Asimismo, son nuevamente los niños quienes están más dispuestos a reírse que los adultos: un pequeño se ríe, en promedio, unas 300 veces al día, mientras que un adulto "solo" lo hará unas quince veces.
Lo interesante de la risa es que se ha comprobado que los enfermos de SIDA y cáncer tienen una mayor resistencia, mientras mejor es su estado anímico. Por esta razón, en Canadá, específicamente en Ottawa, los atienden con sesiones de risoterapia.
Los especialistas descubrieron que la risa es un buen medicamento que renueva la energía del enfermo y le estimula ante su padecimiento. Norman Cousins, un importante ejecutivo de Nueva York, conocido crítico y editor del Saturday Review, le fue diagnosticado, a los 50 años, espondolitis aquilosante, (especie de artritis espinal sumamente dolorosa), que lo dejó lisiado. Por si fuera poco, los doctores no conocían la cura a la enfermedad, y ante este panorama nada alentador, Cousins cayó en un estado de depresión mayor. Cuanto más se deprimía, peor era su estado y el dolor se hacía cada vez más intenso.
Los médicos le aconsejaron un poco de alegría. Cousins pidió varias películas cómicas. Apenas comenzó a verlas y a reírse a carcajadas comenzó a sentirse mejor. Descubrió que por diez minutos de risa lograba eliminar el dolor por dos horas, y mientras más se reía, mejor se sentía. Cousins reía tan fuerte que los demás pacientes comenzaron a quejarse por el escándalo. Decidió mudarse del hospital a un hotel. Combinando sus terapias de risa con dosis de vitamina C, y siguiendo las indicaciones de los médicos, logró curarse totalmente de la enfermedad, para luego escribir un libro, Anatomía de la risa.
Reír cura problemas como la depresión, la angustia, la falta de autoestima y el insomnio, así como los problemas de relación. Cuando reímos se mueve el diafragma, los pulmones mueven doce litros de aire, en vez de los seis habituales, lo que mejora la respiración. Asimismo, se fortalece el corazón, se facilita la digestión al hacer vibrar el hígado, se evita el estreñimiento, mejora la eliminación de la bilis y estimula el bazo, baja la hipotensión, ya que se relajan los músculos lisos de las arterias, con lo que se reduce la presión arterial y se tonifican los músculos que hay en el rostro, porque una carcajada continuada activa casi la totalidad de ellos. Y por si fuera poco, las carcajadas generan una sana fatiga que auyenta al insomnio.
Cuando reímos el cerebro hace que nuestro cuerpo segregue endorfinas, de hecho, una simple sonrisa emite una información que activa dicha segregación de esta suerte de drogas naturales que circulan por el organismo, y que resultan cientos de veces más fuertes que la heroína y la morfina, pero gratuita y no tiene efectos secundarios nocivos para la salud.
Las endorfinas, especialmente las encefalinas, tienen la capacidad de aliviar el dolor. Por ejemplo, si al cabo de algunos segundos desaparece el dolor producto de un golpe, es porque el cuerpo reaccionó sintetizando las endorfinas necesarias para atenuarlo. Por otro lado, las endorfinas envían mensajes desde el cerebro hasta los linfocitos y otras células para combatir los virus y las bacterias. Las endorfinas desempeñan además otras funciones, entre las que se destaca un papel fundamental en el equilibrio entre el tono vital y la depresión. De ellas depende algo tan sencillo como estar bien o estar mal.
¿Por qué el masaje es tan curativo?, o bien, ¿por qué las caricias son tan placenteras? Pues, sencillamente, porque ambas estimulan la segregación de endorfinas, así que cada vez que experimentamos placer, cuando sentimos estados de euforia y felicidad, o cuando nos invade la particular sensación de disfrute que provoca la poesía, la música, el arte o la naturaleza, están en juego las endorfinas Ocurre lo mismo con los deportistas: cuando logran batir un récord, por ejemplo, el cuerpo segrega endorfinas, sintiéndose ellos eufóricos.
La filosofía china del tao también practica la risa. Un viejo consejo chino dice que para estar sano hay que reír treinta veces al día, aunque los expertos afirman que con tres veces por día es suficiente, siempre y cuando sea por más de un minuto cada una de las veces. El siquiatra William Fry, quien ha estudiado los efectos de la risa por más de 25 años, asegura que tres minutos de risa extensa equivalen en salud a cerca de diez minutos de remar enérgicamente. Asimismo, se dice que un minuto de risa diaria equivale a 45 minutos de relajación. .....¿Por qué no nos reímos un rato?..., nuestro organismo nos lo agradecerá, con toda seguridad, infinitamente.
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