miércoles, 29 de mayo de 2013

Musicoterapia



La musicoterapia es el manejo de la música y sus elementos musicales (sonido, ritmo, melodía y armonía), realizado por un musicoterapeuta cualificado con un paciente o grupo. Es un proceso creado para facilitar y promover la comunicación, las relaciones, el aprendizaje, el movimiento, la expresión, la organización y otros objetivos terapéuticos relevantes, para satisfacer las necesidades físicas, emocionales, mentales, sociales y cognitivas. 

Actualmente la musicoterapia como disciplina de Salud se ha extendido alrededor del mundo. La musicoterapia se desarrolla profesionalmente tanto en el ámbito público como privado, en abordajes tanto grupales como individuales. 

La utilización de la música como terapia hunde sus raíces en la prehistoria, puesto que se sabe que la música estuvo presente en los ritos mágicos, religiosos y de curación. Sin embargo, los primeros escritos que aluden a la influencia de la música sobre el cuerpo humano son de papiros egipcios descubiertos por Petrie en la ciudad de Kahum en 1889. Estos papiros datan de alrededor del año 1500 antes de Cristo. En ellos ya se racionaliza la utilización de la música como un agente capaz de curar el cuerpo, calmar la mente y purificar el alma, así por ejemplo, se atribuía a la música una influencia favorable en la fertilidad de la mujer. Fue en la antigua Grecia donde se plantearon los fundamentos científicos de la musicoterapia, sus exponentes principales fueron: 

  • Pitágoras: Decía que había una música entre los astros y cuando se movían lo hacían con unas relaciones entre música y matemáticas. Este desarrollo de conceptos matemáticos para explicar la armonía en la música en el universo y en el alma humana, así la enfermedad mental era resultado de un desorden armónico o musical en el alma humana, concediendo a la música el poder de restablecer la armonía perdida. 
  • Platón: Creía en el carácter divino de la música y que ésta podía dar placer o sedar. En su obra La República, señala la importancia de la música en la educación de los jóvenes y como deben interpretarse unas melodías en detrimento de otras. 
  • Aristóteles: Fue el primero en teorizar sobre la gran influencia de la música en los seres humanos. A él se debe la teoría de Ethos, una palabra griega que puede ser traducida como la música que provoca los diferentes estados de ánimo. Estas teorías se basaban en que el ser humano y la música estaban íntimamente relacionados. Esta relación posibilitó que la música no solo pueda influir en los estados de ánimo, sino también en el carácter, por ello cada melodía era compuesta para crear un estado de ánimo a Ethos diferente. 
Para la musicoterapia es fundamental la teoría de Ethos o teoría de los modos griegos. Esta teoría considera que los elementos de la música, como la armonía, la melodía o el ritmo, ejercían unos efectos sobre la parte fisiológica emocional, espiritual, y, sobre la fuerza de voluntad del hombre. 

En la Edad Media se destacan dos teóricos, en primer lugar, San Basilio, que escribió una obra llamada Homilía, donde destacaba que la música calma las pasionesdel espíritu y modela sus desarreglos. Por su parte, Severino Boecio escribió  De instituciuones Música, donde retoma la doctrina ética que señalaba Platón, según el cual, Por su naturaleza la música es consustancial a nosotros, de tal modo que o bien las ennoblece o o bien los envilecen. Según Severino Boercio existen tres tipos de música:


  • Música mundana: está presente en los elementos  del Universo
  • Música instrumental
  • Música humana: es decir, la música que tenemos dentro de nosotros



A principio del Renacimiento, uno de los teóricos más importantes de la música es el flamenco Johannes Tinctoris, quien desarrolló su actividad en la segunda mitad del Cuatroccento. Su obra más importante con respecto a los efectos que causa la música sobre el sujeto que la percibe se titula Efectum Musicae. En España, durante el Renacimiento, el teórico más importante en torno a la influencia de la música en el hombre es Bartolomé Ramos de Pareja, como se puede constatar en su obra Música Práctica, publicada en Bolonia en 1482.

Surge la llamada teoría de los afectos como heredera de la teoría griega de Ethos y sirve como base a un nuevo estilo musical: la ópera. En ella retoman como argumentos la mitología griega. Por su parte, el teórico que mejor sintetiza la teoría de Ethos fue un jesuita llamado Anastasio Kircher,  en su obra Misurgia Universal. En esta obra diseña un cuadro sistemático de los efectos que produce en el hombre cada tipo de música. En el Barroco también fue importante la figura de Robert Burton, médico inglés, quien escribió una obra titulada The anatomy of melancholity (La anatomía de la melancolía), donde habla de los poderes curativos de la música. 

Durante el siglo XVIII se empiezan a estudiar los efectos de la música sobre el organismo, especialmente de manera científica. Destacan varios médicos: el francés Louis Roger o los ingleses Richard Brocklesby  y Richard Brown quien escribió una obra titulada Medicina Musical en la que se estudiaba la aplicación de la música en enfermedades respiratorias descubriendo que cantar perjudicaba la neumonía y cualquier trastorno respiratorio de los pulmones. Defendía su uso en los enfermos de asma crónica, demostrando que si cantaban los ataques se espaciaban más en el tiempo. 

Durante el siglo XIX continua la utilización de la música, siempre desde un ángulo científico. El médico Héctor Chomet escribió en 1846 La influencia en la salud y en la vida, donde analizaba el uso de la música para prevenir y tratar ciertas enfermedades. Otro autor importante fue el psiquiatra francés Esquirol y el médico suizo Tissot. Ellos no pudieron demostrar el efecto físico que producía la música en sus pacientes, pero indicaron que en mayor o menor medida, la música alejaba a los enfermos de sus dolencias.  

También en el siglo XX esta tendencia científica continúa en expansión, aunque este uso no se hace de forma abierta hasta que se contrata a músicos para tocar en hospitales de combatientes americanos de la Primera Guerra Munsial. Émile-Jacques Dacroze (compositor y educador musical) decía que el organismo humano es susceptible de ser educado conforme al impulso de la música. Su método se basa en la unión de dos ritmos (música y corporal). El compositor Carl Orff decía que la creatividad unida al placer de la ejecución musical permitía una mejor socialización del individuo y un aumento en su confianza y autoestima. 





Los efectos de la música sobre el comportamiento han sido evidentes desde el principio de la humanidad. A lo largo de la historia la vida del hombre ha estado complementada e influenciada por la música, a la que se le han atribuido una serie de funciones. La música fue y es un medio de expresión y comunicación no verbal, que debido a sus efectos emocionales y de motivación se ha utilizado como instrumento para manipular y controlar el comportamiento del grupo y del individuo.

La música facilita el establecimiento y la permanencia de las relaciones humanas, contribuyendo a la adaptación del individuo a su medio. Por otra parte, la música es un estímulo que enriquece el proceso sensorial, cognitivo (pensamiento, lenguaje, aprendizaje y memoria) y también enriquece los procesos motores, además de fomentar la creatividad y la disposición al cambio. Así diversos tipos de música pueden reproducir diferentes estados de ánimo, que a su vez pueden repercutir en tareas psicomotoras y cognitivas. Todo ello depende de la actividad de nuestro sistema nervioso central. 

La audición de estímulos musicales, placenteros o no, producen cambios en algunos de los sistemas de neurotransmisión cerebral. Por ejemplo, los sonidos desagradables producen un incremento en los niveles cerebrales de serotonina, una neurohormona que se relaciona con los fenómenos de agresividad y depresión. 

La música influye sobre el individuo en dos formas diferentes, ellas son la movilización y la musicalización. 


  • Movilización: La música es energía y por lo tanto moviliza a los seres humanos a partir del nacimiento y aun desde la etapa prenatal. 

La música, al igual que otros estímulos portadores de energía produce un amplio abanico de respuestas que pueden ser inmediatas, diferidas, voluntarias o involuntarias. Dependiendo de las circunstancias personales cada estímulo sonoro o musical puede inducir una variedad de respuestas en las que se integran, tanto los aspectos biofisiológicos, como los aspectos efectivos y mentales de la persona. Así un bebé agita sus miembros al reconocer una canción entonada por su madre, los adolescentes se reconfortan física y anímicamente escuchando una música ruidosa e incluso les ayuda a concentrarse mejor en el estudio. Dado que la musicoterapia constituye una ampliación funcional de la música con fines terapéuticos, se preocupa esencialmente de promover a través del sonido y la música una amplia circulación energética en la persona, a investigar las múltiples transformaciones que induce en el sujeto el impulso inherente al estimulo sonoro y a aplicar la música para solventar problemas de origen psicosomático. 





La musicalización: el sonido produce una musicalización de la persona, es decir, la impregna interiormente dejando huella de su paso y de su acción. Así la música que proviene del entorno o de la experiencia sonora pasa a integrar un fondo o archivo personal, lo que se suele denominar mundo sonoro interno. Por lo tanto, nuestra conducta musical es una proyección de nuestra personalidad, utilizando un lenguaje no verbal. Escuchando o produciendo música nos manifestamos tal como somos o como nos encontramos en un momento determinado, reaccionando de forma pasiva, activa, hiperactiva, temerosa, etc. Toda expresión musical conforma un discurso no verbal que refleja ciertos aspectos del mundo sonoro interno y provoca la movilización y consiguiente proyección del mundo sonoro con fines expresivos y de comunicación. 

Los beneficios de la musicoterapia a personas mayores son: 


  • Cognitivo: la musicoterapia, en este caso, ayuda al aprendizaje, mejora la orientación en la realidad, aumenta la capacidad de atención y concentración y mantiene o mejora las habilidades verbales y de comunicación
  • Físico: la musicoterapia ayuda a mantener la movilidad de las articulaciones y aumenta la fuerza de los músculos. También promueve la relajación, reduce la agitación y disminuye los niveles de ansiedad.
  • Socioemocional: La musicoterapia aumenta la interacción y comuncicación social, reduce y previene el aislamiento y mejora las habilidades sociales y la autoestima
  • Espiritual: La musicoterapia facilita espacios de reflexión sobre temas trascendentales que preocupan a los mayores

Cuando un bebé en el vientre de su madre escucha clásicos como Mozart, Bach y Vivaldi su ritmo cardíaco se relaja, según han podido observar muchos expertos. La música puede ayudar a la mujer embarazada a superar sus problemas y tener un bebé saludable. Muchas mujeres, durante el embarazo, pueden sufrir una carga emocional negativa que se traduce en malestar, inseguridad propia o del entorno, miedos, frustraciones o sensación de fracaso, transmitiémdolos a sus bebés, convirtiéndolos en personas inseguras. La musicoterapia puede brindar, tanto a la madre como al hijo, tranquilidad y autocontrol.

Finalmente, según los desarrollos del musicoterapeuta noruego Dr. Ever Ruud, la vivencia musical o la respuesta significativa a la música se encuentra teñida en su totalidad por la biografía musical del oyente. Desde esta perspectiva, la vivencia que se experimenta cuando se escucha música no constituye una respuesta natural o universal de la música, sino una forma de relacionarse con la cultura, de forma de construir una identidad personal. Las investigaciones en psicología y antropología musicales demuestra que la música se percibe y es respondida de manera individual  o en correspondencia con ciertas normas culturales. A grandes rasgos podemos decir que los efectos de la música en la conducta son, en general, los siguientes: 

  • Tiempo: Los tiempos lentos, suscitan impresiones de dignidad, de calma, de sentimentalismo, serenidad, ternura y tristeza. Los tiempos rápidos suscitan impresiones alegres, excitantes y vigorosas
  • Ritmo: Los ritmos lentos inducen a la paz y a la serenidad, los rápidos suelen producir la activación motora y la necesidad de exteriorizar sentimientos, aunque también pueden provocar situaciones de estrés
  • Armonía: Los acordes consonantes están asociados al equilibrio, el reposo y la alegría. Los disonantes se asocian a la inquietud, el deseo, la preocupación y la agitación
  • Tonalidad: los modos mayores suelen ser alegres, vivos y graciosos, provocando la extroversión del individuo. Los modos menores presentan unas connotaciones diferentes en su expresión e influencia. Evocan el intimismo, la melancolía y el sentimentalismo
  • La altura: Las notas agudas actúan sobre el sistema nervioso provocando una actitud de alerta y aumento de los reflejos. También ayudan a despertarnos o sacarnos de un estado de cansancio. El oído es sensible a las notas muy agudas, de modo que si son muy intensas pueden dañarlo o incluso provocar el descontrol del sistema nervioso. Los sonidos graves suelen producir efectos sombríos, una visión pesimista o una tranquilidad externa
  • La intensidad: Es uno de los elementos de la música que influyen en el comportamiento
  • La instrumentación: Los instrumentos de cuerda suelen evocar el sentimiento por su sonoridad expresiva y penetrante. Mientras que los instrumentos de viento destacan por su poder alegre y vivo, dando a las composiciones un carácter brillante, solemne y majestuoso. Los instrumentos de percusión se caracterizan por su poder rítmico, liberador, que incita a la acción y al movimiento


 


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