viernes, 13 de enero de 2012

Como impacta la ciudad en nuestro estilo de vida

COMO IMPACTA LA CIUDAD EN NUESTRO ESTILO DE VIDA





La ciudad es un área urbana con alta densidad de población, en la que predominan fundamentalmente la industria y los servicios. Se diferencia de otras entidades urbanas por diversos criterios entre los que se incluyen población, densidad poblacional o estatuto legal, aunque su distinción varía entre países. La población de una ciudad puede variar entre unas pocas centenas de habitantes hasta una decena de millones de habitantes. Las ciudades son las áreas más densamente pobladas del mundo, por ejemplo Sao Paulo, con sus cerca de 20 millones de habitantes tiene una densidad poblacional  de aproximadamente 7160 habitantes por kilómetro cuadrado, mientras, mientras que todo Brasil posee poco más de 22 habitantes por kilómetro cuadrado.

Una ciudad es un lugar construido por el ser humano para su comodidad, y llena de ventajas, aunque la vida natural esté, en gran medida ausente. Solo los parques, las riberas de los ríos, los animales de compañía, algunas aves, roedores e insectosnos recuerdan el mundo salvaje. Pero la ciudad no solo es un entorno artificial, sino también un espacio concentrado.

Las influencias creadas por una ciudad sobre su entorno y sobre las condiciones de vida de sus habitantes siempre existieron. Pero la enorme expansión de su territorio en los últimos tiempos y la mutación en su comportamiento dieron origen a problemas ambientales, sociales y económicos sin precedentes en dimensión y características, ya que parece que este modelo de desarrollo ha llevado a transformar estos centros en lugares inhóspitos, donde hay cada vez más contaminación del aire, agua, suelo, más pobreza, menos seguridad y menos naturaleza.

Muchas ciudades y pueblos tienen graves problemas ambientales por la falta de una planificación urbana adecuada. Industrias contaminantes, ruidosas y molestas en medio de una comunidad, edificios, casas y asentamientos en lugares peligrosos y propensos a sufrir inundaciones y deslizamientos, problemas de tráfico por mala diagramación de vías de acceso y medios de transporte contaminantes, falta de espacios verdes, construcciones poco seguras, entre otras. Estos son algunos de los problemas ambientales urbanos que se producen por no planificar y regular la dinámica del crecimiento y desarrollo de una ciudad y su población.

Al dejar que las ciudades crezcan sin control las consecuencias son la sobreexplotación de recursos, superpoblación, aumento del riesgo y la inseguridad urbana, contaminación del aire y acústica, entre otros. 




Para comenzar a solucionar este verdadero problema, los municipios deben establecer normativas que permita un correcto uso del territorio, de acuerdo a sus características y usos del espacio, así como de las actividades económicas para que sea administrado adecuadamente y no produzca más problemas a sus habitantes. Esto se podría lograr a través de una gestión ambiental urbana, ya que está compuesta de mecanismos, procedimientos y actos de gobierno y gestión de una ciudad, que se distingue por incorporar en la toma de decisiones, acciones dirigidas al mejoramiento ambiental debidamente articuladas o ajustadas a la tendencia de crecimiento urbano y al desarrollo local sostenible.

El reto estriba en desviar la urbanización de su ruta actual e insostenible, para dirigirla hacia ciudades más verdes, que ofrezcan a sus habitantes opciones, oportunidades y esperanza como priorizar criterios ambientales en las viviendas, mejorar la eficiencia del transporte, optimizar la producción de bienes y servicios o mejorar la gestión de los residuos. Por este motivo es necesario promover una mejor comprensión de la dinámica de las ciudades y sus ambientes, suministrando a los gobiernos municipales, a científicos, políticos, y a los habitantes de la región, suficiente información confiable referida al tema.

El escenario de las grandes ciudades en países subdesarrollados demuestra que, cada vez más, las élites están sitiadas por cinturones de pobreza. Pero en lugar de percibir el crecimiento de la pobreza y aceptar el perfil socioeconómico de la población, las élites temen la invasión de su ciudad. El crecimiento acelerado de las periferias pobres, y la presencia de áreas centrales abandonadas por las élites, se oponen a las zonas de crecimiento exclusivos de las clases más ricas, formando una metrópolis dividida entre la ciudad formal, donde hay inversiones inmobiliarias y donde el poder público invierte los impuestos, y otra informal, olvidada por todos, menos por sus habitantes. 




Para el año 2020 la proporción de población urbana que vive en la pobreza podría llegar al 45%, o 1400 millones de persoonas. PAara entonces, el 85% de la población pobre de América Latina y casi la mitad de la de África y Asia se concentrarán en los centros urbanos.

Esto se produce porque el creciente flujo migratorio hacia las ciudades incrementa la demanda no atendida de bienes y servicios básicos: alimentación, vivienda, salud, educación, recreación, y si a ello le sumamos el alto nivel de desempleo, el impacto de las crisis económicas, el resultado es la existencia de una población urbana cada vez más pobre, mientras que en el polo opuesto se observa la otra población cuyos patrones de consumo y de vida favorecen el derroche de los bienes y servicios básicos, todo lo cual impide el desarrollo integral de la sociedad.

No se sabe lo que sucederá en el futuro, pero lo cierto es que las ciudades son creaciones del hombre, y es a nosotros de revisarla, modificarla y mejorarla. Debemos reflexionar sobre los trazos esenciales de la configuración y el funcionamiento de esos sistemas, para buscar una alternativa razonable a los problemas actuales, ya que nuestro porvenir depende, sin duda, del futuro de nuestras ciudades. La batalla por salvar los ecosistemas no se ganará conservando reservas ecológicas, bosques tropicales o corales amenazados, más bien se dará en las calles de las ciudades cada vez menos naturales y contaminantes del planeta.



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