domingo, 22 de julio de 2012

Las Perlas, joyas de las profundidades marinas

Perlas..., su solo nombre evoca maravillosas joyas que han estado presentes en muchas épocas de la historia, en los fantásticos vestuarios de las mujeres orientales del siglo pasado y en el moderno guardarropa de la mujer de hoy. Chanel, Dior, los grandes creadores de la Alta Costura la han elegido como refinado complemento de sus modelos. Un collar de perlas cultivadas es una joya clave, capaz de revalorizar cualquier estilo.

La perla no es más que una partícula de arena que entró accidentalmente dentro de un molusco bivalvo de cuerpo tierno y extraordinariamente sensible. Para evitar el dolor y la incomodidad de tener un granito de arena en su interior, este animal demora años en rodear la partícula de capa de una sustancia llamada nácar o madreperla que produce su cuerpo, compuesto de un carbonato de calcio irisado llamado aragonita. Una ostra grande demorará seis meses en fabricar cada capa de maderperla, de apenas micrones de espesor.

Las perlas más preciadas son las naturales, encontradas por casualidad dentro de una ostra perlera. Estos increibles regalos de mar se los puede encontrar desde el Golfo Pérsico hasta el Mar Rojo, en los arrecifes australianos, parte de las Antillas, Baja California, Golfo de México, Golfo de Panamá y las costas de la India. En los ríos de China se encuentran perlas de agua dulce, aunque el mayor productor de perlas es Japón.

Hay perlas grises irisadas, amarillas tornasoladas con reflejos dorados o de color blanco como la espuma del mar, según la composición del agua de mar en la que se las encuentre. Algunas rarísimas son casi negras.

 

 No es sencillo encontrar las ostras perleras y desprenderlas de las rocas marinas. Tampoco en todas las ostras se encuentran esas gemas que brillan como estrellas mojadas. El crecimiento terriblemente lento de cada perla es lo que las hace tan caras. Y su precio aumenta geométricamente con cada milímetro que aumenta su diámetro. La creciente demanda y poca oferta llevó a producir perlas cultivadas desde 1920, colocando partículas de nácar dentro de las ostras perleras. Esta industria que requiere una gran dosis de paciencia logró perlas de las mismas formas de la partícula que se introduzca en la ostra. Por eso existen perlas cultivadas con forma de lágrima o de óvalo. Las perlas Majorica (de producción española) son smil cultivo: se imita el simil del cultivo de nácar en laboratorios, logrando un efecto irisado perfecto que hace que solo los expertos puedan distinguirlas de las naturales.

Hasta principio del siglo XX las perlas naturales estaban solo al alcance de las grandes fortunas. En la antigua Roma eran consideradas como el más alto símbolo de poseción social, durante el Renacimiento, en algunos países de Europa, las perlas estuvieron prohibidas para aquellas personas que no pertenecieran a la nobleza, y en el descubrimiento del Nuevo Mundo, al encontrarlas en las aguas de América Central, contribuyeron a la riqueza del Viejo Continente. Se cuenta también, que en 1916, el famoso joyero Jacques Cartier compró su lujosa vivienda en la Quinta Avenida , al intercambiar dos collares de perlas por su valiosa tienda de joyería.

Las perlas cultivadas se forman de manera casi idéntica que las perlas naturales. También ellas son el más bonito regalo del mar. Las perlas, a diferencia de las demás piedras y gemas preciosas no se extraen de la tierra. Su nacimiento es casi un milagro que se opera casi misteriosamente dentro de las profundidades marinas.

Cuando un objeto ectraño o una partícula de arena penetra en el delicado cuerpo de una ostra, provocando una molestia, ésta se defiende del objeto extraño segregando una sustancia cristalina y dura, llamada nácar, que la envuelve, hasta que, con el paso de los años, queda totalmente encerrada dentro de una capa cristalina: ha nacido una perla.


¿Que mecanismos son precisos para conseguir las perlas cultivadas?El proceso comienza de la misma manera que en las formas naturales: por medio de las ostras. Solo que se les implanta intencionalmente el objeto irritante, en lugar que esperar a que el azar realice su obra. Entonces la naturaleza y la ostra, ayudadas por la mano del hombre, realizan nuevamente el milagro. Un milagro que se multiplica y que da lugar a un número bastante mayor de perlas.

Las perlas cultivadas no se producen como un producto en masa. Se toman con ellas medidas que demuestran que son un producto superior, una mercancía única.Inicialmente su cultivo solo dependía de las ostras silvestres, pero los científicos japoneses lo han convertido en algo mucho más selectivo. Aislaron razas de ostras que tienen cualidades superiores para la producción de perlas y las trataron aisladamente con unos cuidados exquisitos, consiguiendo perlas con un lustre y una claridad verdaderamente excepcionales.

Cada año, millones de ostras son nucleadas en los países productoras de perlas, pero solo una pequeña proporción de ellas sobrevive para producir perlas de calidad. Las ostras tienen que superar enfermedades y otros numerosos accidentes de la naturaleza. Se calcula que solo el 50% de las ostras nucleadas sobreviven para producir perlas, y solo un 20% producen perlas comerciales. El resto no posee ni la calidad ni la perfección exquisita que demanda una joya.

Los grandes creadores de la Alta Costura han acudido a la perla como una de sus joyas favoritas. Son famosas las perlas de Chanel y tantas otras manifestaciones de auténticas obras de arte en la joyería. El collar de perlas cultivadas que no falta casi nuncaen el joyero de una mujer elegante.


El collar de perlas es un accesorio con el que siempre se acierta y que se puede adaptrar a distintas formas de vestir y tomar distintos aspectos, según los conjuntos con los que se quiera combinar. Un collar corto, generalmente de tres vueltas, ajustable a la parte media del cuello, combina muy bien con vestidos con cuello a la caja o escote en V. Si es corto, y de una sola vuelta, puede combinar con cualquier prenda con aire deportivo (blusa, jersey), y hasta un traje de noche. El collar más atrevido de todos es el largo cuerda que puede llegar a medir hasta un metro y diez centímetros. Era el modelo preferido de Coco Chanel. Un joyero puede hacer auténticas maravillas con este collar, y colocarle broches secretos, para poder separarlo y convertirlo en combinaciones de varias vueltas y brazalete.

A pesar de su aspecto atractivo, las perlas de imitación , hechas a través de procesos mecánicos, no pueden nunca considerarse una auténtica joya. Así como las perlas naturales y las cultivadas son joyas verdaderas, un precioso regalo de la naturaleza, las de imitación no tienen ni mucho menos este valor ni tampoco la aureola casi legendaria.

Las mejores perlas de imitación están hechas con cuentas de vidrio, cerámica, concha o plástico, cubiertos con un barniz hecho de lacay escamas de pescado trituradas para simular el iris y el color de una perla. Por muy perfecta que sea la ejecución, cualquier experto en la materia puede conocer, solo con verlas, la diferencia con una perla real y de otra imitación. La mejor manera de averiguarlo es con la clásica prueba del diente: Si rozamos unas perlas de imitación con los dientes, notaremos en seguida un tacto suave, como artificial.En cambio, al rozar las perlas cultivadas o naturalesse siente una sensación un poco arenosa, que deriva de la estructura cristalina del nácar.







 

 


1 comentario:

  1. En el verano mayo 2019 estuve de vacaciones en South Padre Island y caminando por la playa y recogí conchas y me las llevé, ya en casa encontré entre ellas una perla de tamaño regular pero sin brillo..mi pregunta es si tiene algún valor aún siendo maté. Gracias

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